El empate del FC Barcelona en Balaídos frente al Celta de Vigo, tras ir ganando 0-2 hasta el minuto 80, ha encendido las alarmas en el entorno culé. Aunque el colapso del equipo en los últimos minutos no se debe a una única causa, hay un nombre que destaca en las críticas: Frenkie de Jong. El neerlandés, una vez más, se encuentra en el centro del debate por su discreta actuación en un partido que parecía bajo control.
De Jong ingresó en el minuto 75 junto a Fermín López en un movimiento de Hansi Flick que dejó muchas dudas. El técnico alemán optó por sustituir a Pedri y Gavi, quienes, aunque no brillaron, mantenían cierto equilibrio en el centro del campo. Sin embargo, la entrada del mediocampista neerlandés no proporcionó la calma que el equipo necesitaba. En lugar de controlar el ritmo del juego, Frenkie recurrió a conducciones innecesarias y tomó decisiones erráticas que terminaron desestabilizando aún más al equipo.
Frenkie está muy lejos de su mejor versión en el Barcelona
A esto se sumó la expulsión de Marc Casadó, saliendo al Barcelona con diez hombres y agravando el desorden en el mediocampo. De Jong, lejos de ser un referente, acumuló pérdidas y mostró poca eficacia en los duelos individuales. Sus números hablan por sí solos: perdió dos balones clave y solo ganó uno de los tres enfrentamientos disputados.
La actuación de De Jong no tardó en generar un aluvión de críticas en redes sociales, donde muchos aficionados lo señalaron como el gran responsable del empate. La falta de liderazgo del neerlandés, un capitán llamado a marcar la diferencia, está comenzando a minar la paciencia de la afición, que exige mucho más de un jugador con su trayectoria y salario. Este tropiezo en Vigo pone aún más presión sobre un De Jong que sigue lejos de su mejor nivel.