El fichaje de Donny van de Beek por el Girona generó una gran expectación, aunque también cierto escepticismo. El mediocampista neerlandés, que deslumbró con el Ajax en la Champions League 2018/19, aterrizaba en Montilivi después de vivir momentos difíciles en su carrera. Su paso por el Manchester United, donde apenas tuvo continuidad, y las discretas cesiones en Everton y Eintracht de Frankfurt habían dejado dudas sobre su nivel. No obstante, Míchel y la directiva vieron una oportunidad única y decidieron apostar por su calidad.
La adaptación de Van de Beek no fue inmediata. Problemas físicos y un proceso de adaptación a un nuevo estilo de juego retrasaron su debut. El cuerpo técnico fue prudente, dándole el tiempo necesario para recuperar su estado físico y aclimatarse a LaLiga. A pesar de los obstáculos iniciales, la paciencia dio frutos. La confianza de Míchel fue clave para que Donny empezara a mostrar destellos del jugador que asombró en Europa.
La confianza de Michel ha sido crucial para Van de Beek
Todo cambió con su gol ante el Feyenoord, un momento especial que marcó un punto de inflexión. A partir de entonces, el neerlandés se consolidó en el una vez titular, aportando tanto en tareas creativas como en la definición. Ha vuelto a ser un jugador diferencial, liderando al equipo en encuentros importantes y demostrando que su inteligencia táctica y calidad siguen intactas.
La apuesta del Girona por Van de Beek ha resultado todo un acierto. El mediocampista ha recuperado su mejor versión gracias a la confianza del club y al trabajo de Míchel. Con el parón invernal, el neerlandés está listo para un 2025 en el que buscará seguir siendo pieza clave en el exitoso proyecto del Girona.